Cuando se trata de trabajar con metales preciosos, la elección de la aleación correcta puede marcar una gran diferencia en el resultado final. Por ejemplo, el oro puro (24 quilates) es increíblemente maleable pero menos resistente, por lo que generalmente se mezcla con otros metales para mejorar su durabilidad.

La plata, por otro lado, a menudo se combina con cobre para formar plata esterlina, una opción muy popular para joyería gracias a su resistencia y brillo. Pero ¿qué pasa con proyectos más técnicos o industriales? Aquí entran en juego aleaciones específicas que combinan metales preciosos con otros materiales como el platino o el paladio, ideales para aplicaciones en alta tecnología.

En nuestra empresa, trabajamos contigo para entender tus necesidades y recomendarte la mejor opción para cada proyecto. Desde joyería hasta componentes técnicos, sabemos que cada detalle cuenta y nos aseguramos de que el resultado sea perfecto.